domingo, 19 de diciembre de 2010

Testigo.




Hoy el sol pasó de largo por mi casa.
Sin embargo, la llegada del colibrí no se retrasaría….
Cada año llega sin falta y sin aviso, este no fue la excepción.

Como casi todas las mañanas, estaba yo frente al ventanal de un cuarto donde leo.
Y como si alguien del más acá me avisara que el aleteo se acercaba, levante la vista justo para ver la entrada triunfal al jardín de aquella ánima verde brillante...

Silencioso, rápido y dubitativo frente a tantas flores, se decidió por una…
Acercándose lo justo y necesario se lució frente a ella que al verlo rompió de emoción.

Su corazón, de haberlo tenido, habría latido fuerte llevando clorofila a sus partes más pudendas…

La flor enamorada abrió sus pétalos invitando a su amado, suave y fresca entregó el secreto que más guardan en el alma.

Cuando la pequeña ave estuvo lo suficientemente cerca lo besó con dulces ojos cerrados…

La flor, con las mejillas ya muy rosadas, abrió los ojos para observar a su amado...

Pero para ese entonces, solo quedaba una estela verde brillante, una brisa tibia y una flor que empezaba a marchitar…

Corrí a buscar agua, y rogar que el sol trajera otro colibrí…

Pero mi flor moriría, los colibríes solo pasan una vez al año y las flores solo viven un par de días...

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